Varios productos químicos disruptores endocrinos, incluidos, por ejemplo, el bisfenol A (BPA), ftalatos (plastificantes ubicuos), dibenzofuranos policlorados (“dioxinas”; subproductos de la incineración de residuos), y DDE (un metabolito de DDT, un insecticida) han sido relacionados con la disfunción de las células beta y la resistencia a la insulina. Quizás la mayor evidencia de apoyo son los contaminantes orgánicos persistentes (“POP”), un grupo de sustancias químicas que incluyen las dioxinas, DDE y otros metabolitos de pesticipas organoclorados, y los PCB. Estamos expuestos a dosis bajas de POP cada día a través de la contaminación en los suministros de alimentos, en particular a través de productos animales tales como el pescado, la carne y la leche y productos lácteos. Se comienza a acumular la evidencia sobre la contaminación del aire ambiental asociada también con trastornos del metabolismo de la glucosa. En consecuencia, mientras que los factores de riesgo tradicionales tales como la dieta y el ejercicio sin duda juegan un papel en el desarrollo y la progresión de la diabetes, se necesitan nuevos estudios de estos nuevos factores de riesgo ambientales.
Moderador del debate:
El debate estará moderado por Dr.Lindsay Jaacks, Profesora adjunta en el Departamento de Salud Mundial y Contaminación en la Universidad de Harvard.
Referencias:
1. Taylor KW et al. Evaluation of the association between persistent organic pollutants (POPs) and diabetes in epidemiological studies: a national toxicology program workshop review. Environ Health Perspect 2013;121(7):774-83
2. Rajagopalan S and Brook RD. Air pollution and type 2 diabetes. Diabetes 2012;61(12):3037-45.